Un año comiendo Joylent
Esos polvos con los que cargué durante un mes entero siguen dentro de mi vida. A pesar de que el experimento que realicé hace un año fue duro, no pasé hambre y no me encontré débil ni un solo instante durante todo el mes, pero el hecho de comer siempre lo mismo y de no poder salir a comer fuera de casa con mi pareja es un precio que no estoy dispuesto a volver a pagar.
Pero de la experiencia saqué puntos muy positivos que son de los que me aprovecho a diario. El primero es el hecho de no tener que preocuparme por qué comer, hacer la compra, preparar comida y ni siquiera tenía que calentarla fue un punto a favor. Sólo tenia que llevar conmigo una bolsa de batido y una botella de agua. Sólo con eso podía comer en cualquier sitio.
Por eso, a día de hoy, sigo comiendo Joylent.
Índice
Cómo encajo Joylent en mi día a día
A día de hoy hago tres tipos de comidas distintas: en casa, en el trabajo y fuera en restaurantes.
1. En casa
En casa, por lo general, solo tomo Joylent en el desayuno. Tanto a la hora de almorzar como a la hora de cenar solemos hacer algo de comer como cualquier otra persona.
El problema con el desayuno es que no me gusta hacer grandes elaboraciones a esas horas y si no como Joylent, lo más normal es que acabe con algún tazón de leche y cereales entre las manos. Si no son cereales es probable que me haga algún sándwich o incluso unas tostadas con crema de cacahuete y mermelada. Como ves ninguna de esas opciones esta recomendada como desayuno habitual y por eso prefiero tirar de batido.
2. En el trabajo
En el trabajo tengo tres opciones. O pillo menú en el bar de abajo, o me llevo un tupper con algo que haya preparado la noche anterior o tiro de Joylent.
La opción del tupper es muy poco habitual. No suelo tener tiempo ni ganas de preparar algo la noche anterior.
En cuanto al menú en el restaurante, aunque es una opción habitual intento no bajar todos los días. Hay veces en las que puedo elegir cosas ricas y sanas y no hay ningún problema, pero otras veces es imposible elegir algo aceptable de entre todas las opciones disponibles. Ahí es cuando entra el Joylent en acción.
Cuando no hay algo en el menú que me apetezca y sea sano, me bebo un batido. Hay semanas que acabo almorzando Joylent 3 o 4 veces y otras solo ninguna. Simplemente es una opción más que tengo.
3. Fuera de casa. Restaurantes, bares, etc.
Aquí el Joylent simplemente no encaja. Me gusta salir a comer fuera, me encanta, y de hecho fue lo peor del experimento de 30 días. Ahora simplemente voy a comer fuera cuando me apetezca y listo.
Resumiendo. Sigo tomando Joylent, pero solo en esas comidas en las que no me apetece cocinar o en las que no consigo comer algo sano y equilibrado.
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