Modelos de Victoria’s Secret y otros sin sentidos de nuestros tiempos
Cada vez tengo más claro que, en lo que respecta a hacer autocrítica, hemos aflojado mucho. No sabría decir si es cosa de la “juventud” de la que aún me siento parte; o tal vez sea que en estos tiempos tenemos tantos estímulos, información y noticias que nos cuesta más pararnos a analizar lo que estamos haciendo o cómo contribuimos a que las cosas sucedan como suceden.
En lo que a mí respecta, si estás acostumbrado a leerme, sabrás que soy muy crítica con lo que me rodea, ¡e incluso conmigo misma!. Ponerse en duda continuamente es una de las actitudes más reveladoras para conocerse a uno mismo y para dejar estar alineados con el sistema, con lo que nos imponen o lo que nos cuentan.
Pero como siempre digo, este es un blog de fitness y aquí he venido a hablar de lo que ocupa. Esta vez ha saltado a la palestra una imagen, que si tuviera que describirla con una sola palabra sería “repeluz”.
Luego me he parado a pensar y me he dado cuenta que la marca que representa esa imagen se asocia con el mundo del “fitness”, de cómo entrenan sus modelos para lucir “cacha” en la pasarela. Sí, estoy hablando de Victoria’s Secret. Habrá quien me diga que hay personas que son así y que en ningún momento han pasado hambre para verse de esa manera o ni siquiera se han sometido entrenamientos extremos con solo un batido verde en su estómago. Es posible que «haberlas, haylas» como quien dice.
El problema no es que las haya o conocer el metabolismo de la modelo en cuestión para determinar si está sana o no. El problema es que sea imagen de marca, de una marca que millones de mujeres jóvenes y no tan jóvenes anhelan. El problema es que se llame modelo y que, para colmo, se venda durante todo el año la idea de que las modelos de VS tienen una vida de “lo más fit” para poder aspirar a la pasarela de la marca.
No me cabe duda de que sí que entrenarán, de que sí que llevarán una dieta escasa en alimentos insanos y excesos. Pero no es una imagen sana, es peligrosa: se sabe que «solo» en España padecen anorexia más de 400.000 mujeres. Una enfermedad que empieza a afectar a edades tempranas (entre 13-14 años), que afecta más a mujeres, pero también a hombres; y de la que el 40% de los pacientes no se curan del todo. Campañas de moda como esta contribuyen a que el problema continúe.
No hace mucho también se comentó mucho en Twitter la imagen de las modelos de la tienda online de Zara. En la mayoría de las imágenes vemos chicas tremendamente pálidas, extremadamente delgadas (cero curvas) y para más ¿agravio? a todas las modelos se las ve taciturnas o tristes tal y como comentan en SModa.
Zara también se ha apuntado a la moda fitness y aunque no hace grandes campañas de publicidad como Victoria’s Secret, desde su web podemos comprobar cómo debería quedarnos la ropa en las pieles de modelos que no vislumbran un solo músculo.
A veces me encantaría tomarme una café con quien o con quienes deciden qué modelos usar en sus campañas. Estoy segura de que las marcas ganarían muchísimo si pusieran mujeres reales en sus carteles. También estoy segura que las revistas de moda ganarían más lectoras identificadas y más repercusión si hicieran lo mismo. Esto fue precisamente lo que pensé cuando leí que hubieron bastantes voces críticas a la portada de la Women’s Health que está protagonizada por Pilar Rubio y que dio a luz a penas hace unos meses:
Un día hablaré de famosas que no tienen reparos en mostrar la otra cara de la moneda, aquella con la que el resto nos identificamos o nos podemos llegar a identificar, como fue el caso de Tania Llasera que también ha dado a luz hace unos meses y no ha perdido peso en tiempo récord como nos tienen acostumbradas la mayoría de las famosas.
Por el momento quiero reivindicar algo que no podemos olvidar: fitness es salud y el resto, inventado. Si dentro de tu mente, lo que ves no lo identificas con la palabra «salud» entonces no lo es. Creo que la mayoría sabemos distinguir el bien del mal, y cada vez compruebo que a grandes rasgos también sabemos identificar lo sano de lo insano, ¿no crees?
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