¿Es cierto que los dispositivos «vestibles» nos ayudan a ser mejores deportistas?
Hoy no me voy a andar con rodeos. Es muy difícil encontrarse con una noticia, nota de prensa o artículo que hable de los beneficios de los dispositivos vestibles tanto para deportistas como para aquellos que buscan la excusa para empezar a serlo a través de una pulsera y un móvil. No es por ser aguafiestas, pero estamos en modo borriquitos con este tema, porque no, ni el hecho de que te compres una pulsera que te mide las pulsaciones te dará un impulso para salir a correr, ni el hecho de saber si durante la sesión de entrenamiento has quemado más carbohidratos que grasas te hará respetar más o menos la dieta.
Sobre la efectividad de los dispositivos vestibles ya me revelé en su día. Para mi no están enfocados a un público deportistas. Y con éstos incluyo personas como yo: aquellas que sin necesidad de dedicarse a ello profesionalmente, llevan la tira de años practicando uno o varios deportes independientemente de modas y cambios en la dirección del viento.
¿Por qué los dispositivos vestibles no les sirve a los deportistas?
No pretendo hablar en nombre de todos, seguramente habrá algún aficionado a la tecnología que se dedique al deporte. Sin embargo, para opinar esto me baso en la observación: hace pocos años fui periodista de tecnología y estos dispositivos eran y siguen siendo «lo más»: o todos querían unos o se hacían con uno. Como deportista en mi tiempo libre nunca vi este afán, y aún a pesar de la popularidad de estos gadgets, sigo sin ver ese afán.
¿Alguien ha visto al runner de toda la vida cargado de una pulsera cuantificable, un smartphone en el brazo y una camiseta de tela inteligente? Personalmente no, casi que son los que menos llevan cosas encima.
Creo que los dispositivos vestibles no seducen a los deportistas, en primer lugar porque ninguno de ellos aporta información interesante que el propio usuario quiera conocer y no encuentre dentro de los recursos que ya lleva usando años (por ejemplo: el típico Polar para pulsaciones, distancia, km/h…). En segundo lugar, porque ningún dispositivo o aplicación que se comercializa ha conseguido aportar con datos exactos los datos que debería darnos, y de eso te enteras cuando ya lo tienes.
¿Por qué sí atraen a los que no son deportistas?
Lo cierto es que no creo que los atraigan como aquel que dice: ¡Oh, una pulsera que me dirá cuántos pasos he dado en un día, tal vez con eso me mueva más..! NO. Creo que ahora más que nunca hay cierto manifiesto en pro de la salud y la actividad física, una tendencia a esa #vidasana que crecerá cada vez más y de la que pienso entrar en detalles y en el por qué en otro post.
También pienso (y me repito) que con el tema de unir la tecnología con el deporte somos unos borreguitos, porque todo es como muy cool: llevar una pulsera, un smartphone con la aplicación y tener un registro de todos nuestros datos diarios da una sensación de estar a la última y puede que de cuidarse. Aunque quien piense esto último, sin conocerlo/a ya le digo que vive en la mentira.
Es muy mítico lo de comprarse la Wii para «hacer deporte en casa» con la Wii Fit Plus. Ahora Apple, con su marketing mágico, ha ligado el concepto de «fuerza» con el de tecnología, así reza uno de sus últimos anuncios: «Eres más fuerte de lo que piensas«. Todo para promocionar la app Health. Y seguirán publicándose dispositivos y aplicaciones que nos venderán el ser más saludables y mejores físicamente a través de ellas. No puedo evitar lanzar un consejo a estas alturas: pregúntate antes de comprar nada, ¿de verdad te servirá?
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