¿Por qué sabe más la comida de algunos restaurantes?
Algo tiene que tener la comida fuera de casa, que, a veces, parece que nos «gusta» más que la que cocinamos nosotros. Pues bien, no es que nos agrade más o menos (que también puede ser), es que en muchos restaurantes, y en gran parte de los productos y snacks que encontramos en los supermercados, hay un ingrediente que provoca en nosotros una sensación placentera a través de la potenciación del sabor: el glutamato monosódico.
Muy presente en la comida asiática, este aminoácido, presente de manera natural en gran parte de alimentos, como carne, pescado o champiñones, añadido a las comidas potencia su sabor. De esta manera, es fácil que al probar una patata frita, o meter el tenedor en los tallarines del chino, nos empiecen a invadir unas ganas irrefrenables de volver a tomarlo.
Este sabor, potenciado por el glutamato monosódico, ha llevado a personas como al japonés Kikunae Ikeda a bautizarlo como Umami, que vendría a significar delicioso, sabroso. Por eso, junto al dulce, al salado, al ácido y al amargo, nos encontraríamos con el Umami. ¿Curioso, verdad?
Y a pesar de que algunas personas han afirmado ser víctimas del «Síndrome del restaurante chino» (náuseas, sudoración, opresión en el pecho y quemazón en la nuca) no se han encontrado datos lo suficientemente fiables como para afirmar que su ingesta sea perjudicial para la salud. Sin embargo, sí que hay personas que han manifestado su desacuerdo con la introducción de este ingrediente en la alimentación de manera artificial, debido a que la adicción que provoca en las personas podría desembocar en obesidad y otros trastornos alimentarios.
En cuanto a sus beneficios, dejando a un lado su efecto sobre el sabor, podríamos decir que ayuda a rebajar la cantidad de sal de las comidas sin que parezca «sosa». Aunque eso ya depende de los gustos de cada uno (a mi, por ejemplo, no me gusta demasiado un plato en el que note mucho la sal).
Pero si quieres añadirle un toque más sabroso a tus platos, puedes utilizar el glutamato monosódico de manera natural a través de los alimentos que lo contienen, como los mencionados al principio del texto, los tomates o el queso. Algo que, probablemente, ya hacías de manera inconsciente en muchas de tus recetas.
[small]Foto: Amanda Dias[/small]
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