Consecuencias psíquicas de llevar una dieta saludable
La alimentación es parte de nuestra vida. Por eso, no es de extrañar que la dieta que seguimos sea una pieza clave en nuestra salud, no solo física, sino también mental. Es más, dejando a un lado las funciones estéticas que nos vienen a la cabeza cuando mencionamos esta palabra (normalmente, además, con connotaciones negativas), nos encontramos con que los alimentos juegan un papel fundamental cuando se trata de cuidar nuestro cerebro.
Por ejemplo, un estudio publicado en BMC Medicine y realizado en 15.093 participantes concluyó que mantener una alimentación saludable, entre las que incluía la dieta mediterránea, ayuda a disminuir el riesgo de depresión, una enfermedad mental cada vez más frecuente en nuestra sociedad.
Y es que son muchos los expertos que defienden la importancia de la comida y sus nutrientes para el cuidado del cerebro. En este sentido, otro trabajo en el que participó la Facultad de Medicina y Odontología de la Universitat de València, publicado en The Lancet Psychiatry también reconoció que la nutrición es un factor fundamental para salvaguardar la salud mental.
Sobre esto, el profesor de Psiquiatría Vicent Balanzá, que ha participado en la revisión científica elaborada por miembros de la International Society for Nutritional Psychiatry Research (ISNPR) sobre la importancia de la medicina nutricional, explicaba a los medios que «el cerebro humano, para lograr un funcionamiento óptimo, necesita una adecuada ingesta de nutrientes claves, como los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga Omega-3, aminoácidos esenciales, vitaminas del grupo B (fólicos y B12), vitamina D y minerales como el zinc, el magnesio y el hierro. Algo que una dieta equilibrada y de alta calidad, como es la mediterránea, aporta.»
Es decir, que una vez más nos encontramos con que una caloría no es solo una caloría, y que su procedencia importa. Y esto va mucho más allá del simple hecho de engordar o adelgazar. Mantener unos hábitos alimenticios saludables no debe ser una cuestión de «peso», en el sentido estricto de la palabra, sino de salud. Y esto se ve reflejado también en nuestra mente.
[small]Foto: Caro Wallis[/small]
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