A qué sabe la hamburguesa creada en un laboratorio
Si somos lo que comemos, el día de mañana no sabremos lo que seremos. Ayer se creó la primera hamburguesa de laboratorio. Sí, he utilizado el verbo correcto ya que quiere decir que el mundo conocía la primera carne cultivada a partir de células madre extraídas del cuello de una vaca. El valor nutricional indica que es proteína pura, pero el coordinador del proyecto Mark Post, está trabajando para añadir células de grasa, ¿Tal vez para que resulte más apetecible? Lo mejor de todo no es que también quieran incluir huesos para que el día mañana formen chuletones, sino el precio de la hamburguesa: 250.000 euros.
Por qué se crean hamburguesas en laboratorios
Está claro que la idea no puede ser crear hamburguesas de este tipo en masa, pero entonces ¿Cuál es el verdadero objetivo de los alimentos creados en un laboratorio? Pues según el diario The Guardian se trata de que dentro de dos décadas puedas ir al supermercado y elijas entre dos tipos de carne siendo la de laboratorio la única que respeta el medio ambiente, cumple las medidas de seguridad alimentarias y encima se hace con menos recursos. Todo muy bonito, pero es cuesta creer que lo artificial sea más sano que lo natural.
Ahora bien, vamos a lo que nos interesa a todos en un primer momento: su sabor. La presentación de esta hamburguesa se realizó en directo desde Londres y dos voluntarios sin ánimo de lucro fueron los que probaron la carne por primera vez. Ambos degustadores profesionales señalaron la falta de grasa como un aspecto en contra ya que a su textura le faltaba jugo y blandura. Pero estaba comestible y esto es a palabras de Mark Post “un buen comienzo” con muchos aspectos que mejorar en la lista.
Y digo yo, si este tipo de carne cuesta tanto, ¿Cómo se normalizará su valor de aquí a dos décadas? Está claro que no han utilizado tan pocos recursos, sino no podrían justificar su desorbitado precio. Estoy esperando a que salgan voces que expliquen verdaderamente los pros y los contras de crear alimentos en laboratorios. Por el momento, no convence un argumento donde sólo existan aspectos positivos, más cuando se trata de alimentos artificiales.
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